lunes, 21 de febrero de 2011

Nunca Seré un Super Heroe


" El balance de mi segundo día de clase era extraño: tenía mi primera calificación, de la cual no podía jactarme, descubrí una veta insospechada en mi grueso compañero de asiento y me enamoré como un imbécil."


Antonio Santa Ana el famoso escritor argetino de novelas juveniles nos sorprende por 2da vez después de su exitoso libro "Los ojos del perro siberiano", pero esta vez con otro libro.

Julian Alfonso es un niño de 13 años que esta de pie a la gran puerta llamada "adolescencia" luego de pasar unas larga vacaciones fuera del país.Ya en su inicio de clases se topa con un mundo nuevo. Un mundo que contiene matones de secundaria, sexualidad galopante, amigos ecologistas con toques de izquierda, un mejor amigo aficionado al cine que tiene su vocación ya definida de ser director de cine, el mundo de los deportes, las fiestas, excesos, una mama que se empieza hacer aficionada al feng shui, un padre que siempre le quedan 3 materias para recibirse de dentista y se niega a hacer los quehaceres de la casa, 2 hermanos menores, canciones de calamaro en un walkman consideradas CPP (canciones para perdedores, depresión y por sobre todas las cosas su gran primer amor Julia, la chica rubia de la clase. Entre idas y venidas Julian impregnara cada evento con el color del amor que le tiene a la chica con blonda cabellera. ¿Pero quien es realmente esta chica un tanto peculiar de la cual Julian cree que tiene las de ganar? ¿quien es el tipo de campera de cuero con prominentes músculos que la busca cada día al terminar de clases?

Con todo esto y sumado al buen humor de Julian, el adolescente va narrando el difícil tránsito de la niñez a la adolescencia. Esta novela quizá te capture por lo divertida y porque es un espejo fiel de muchos adolescentes.

viernes, 18 de febrero de 2011

Sentencia de muerte




He estado pensando mucho el día de hoy, ¿pero que puedo escribir desde esta celda de bloques sin luz, donde apenas veo lo que escribo en este calabozo subterráneo bañado en oscuridad?. Es verdad soy un preso por tiempo limitado, lo mas triste es que es justo y la condena a muerte que va darse en los próximos dias es bien merecida, seamos realistas soy culpable, culpable, mis labios no titilan duda en mi seguridad al decir "fui culpable" del asesinato en primer grado al cartero. Asi que por lo tanto en estas instancias quiero plasmar todo este "lio" en papel, ya que tengo un viejo papel arrugado y un lapiz viejo casi sin punta.

Pero voy a escribir mi confesión de manera sutil, voy a narrar los hechos pero no como pasaron sino como debería haber sido, no quiero hacer algo similar a los cuentos de Edgar Allan Poe que tanto admiro, odiaría hacer plagio en las ultimas instancias de mi vida. Quiero que te enfoques en este relato y cuando leas un adjetivo pienses en su antónimo inmediatamente. Pido también que cada exageración de una cualidad proveniente de un adjetivo sea tomada sarcásticamente.

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Todo comenzó una bella mañana de septiembre, en medio de toda una ligereza de fresca ventisca del viento zonda. Yo con un gran humor como usualmente lo suelo tener, ni el clima, ni la salud ni la economía ni nada podían con mi buen humor. Pero este día parecía todo ir muy mal en casa, ya que todos se habían ido de vacaciones y yo había elegido no ir, para adelantar mi practica de guitarra en este tiempo de vacaciones. Pero para eso necesitaba mi pequeño libro de partituras el cual había perdido días anteriores. Así que decidí comprarla por E-bay (siempre la Internet al servicio de la necesidad). Habían pasado ya 6 días y no pasaba nada.

Día tras día le preguntaba muy tranquilamente al cartero si no había algo para mi, que deba entregar, un paquete de Texas, como siempre, mi pregunta había sido tranquila y su respuesta por ende también, que amor entre los dos, de ese que llena el corazón a simple vista al ver a 2 personas tratándose así.

Y siguieron pasando los días, yo no sabia que hacer, así que decidí ir a la oficina de correo a hablar con algunos de los directivos para plantear mi problema, como persona seria y grande que somos. Y en la charla transcurrió en una ligera y tranquila tarde, donde llegamos a una conclusión de que solo quedaba esperar, ya que en la semana se haría una búsqueda general en todo el establecimiento.

Y así fue, pero tuve que esperar alrededor de 2 semanas desde entonces. El día que recibí el paquete, lo recibí con mucha alegría, tanto que le agradecí al cartero. Y desde ese entonces no me acuerdo mas, se que el cartero apareció en la acera, con su cabeza rebosando en sangre, como una isla rebosa en un mar de litros de agua.


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Y es así como sucedió, no pretendo una disminución de mi pena con esta confesión, solo, lo escribo a un remitente desconocido, como señal que lo recuerdo.



miércoles, 2 de febrero de 2011

El Crimen Imperfecto. Pt. 3 (Final Chapter)




Debo entender que no soy Michael Scoffield, ni Bonny and Clide para planear una escape ingenioso y discreto a la vez.

Recuerdo que eran las 12.25. Me empezé a preocupar aun más, con la sola idea de que los padres de los chicos llegarían en cualquier momento. Eso significa "mas personas" y a la vez "menos posibilidades de pasar desapercibido" por la casa.
No me quedaba otra opción mas que saltar, desde de la ventana de la habitación de los padres que daba a la calle y volver a casa corriendo a pensar en frió nuevamente, pero eso también era un riesgo el saltar de tal altura al mediodía en un barrio lleno de gente, podría alertar a los vecinos y consecuentemente a la policía.
Pero no se para que pensé tanto, si al fin y al cabo termine saltando. Los resultados de la caída fueron una caída de traste muy vergonzosa y un feo raspón en el codo.

Corrí como nunca, corrí con todas mis fuerzas a casa. Afortunadamente no había nadie, ni el perro de Doña Mocha que vive en el calle. Llegue a casa sudado hasta los pies pero con evidencia, al menos en mi cabeza por el momento.

Ya en mi habitación empezé a armar el caso con las pocas pistas que tenia. Entonces así fue, El Sr Arundi la llevo a esta señorita a su casa por "asuntos privados" cuando no estaba su familia y quizá en un arranque de rabia por un motivo hasta ahora desconocido, luego termino matándola a golpes con ese "caño pesado". Finalmente dado el tamaño del cuerpo decidió cortarla en pedazos, de modo que entro en la bolsa de basura y después en el tacho. Pero ¿tan distraido estaba el Sr Arundi, como para olvidarse de sacar los zapatos y cortarle las piernas al cadáver y dejarla con sus zapatos rotos? . Eso no me cerraba todavía porque así fue como la encontré en el tacho con las piernas hacia arriba.
Con esto en mente ya tenia parte del caso armado, pero ahora para ir ante la justicia necesitaba evidencia concreta y testigos si es que los había.

Dormí con la seguridad, de que se haría justicia por una mujer inocente. Una familia iba a quedar triste, por la perdida de ella, pero iban a saber la verdad. La verdad que los hará libres, de la mentira, aunque quizá no momentaneamente del dolor.

Con esa idea en mente salí de casa esa mañana a hacer los mandados, cuando al pasar por la casa de los Arundi, vi una mujer blanca, pálida, tirada con un vestido rojo y tacones rojos . Era un maniquí de una mujer, aproximadamente 30 años.

En ese momento la estantería de ideas en mi cabeza se me vino abajo, y un balde de agua fría me cayó por la espalda. Esa era la verdad y no la mía, toda esa idea del asesinato era mentira. Sentí tanta vergüenza en ese momento. "Tantas cosas que me podría haber evitado, de solo saber esto" pensé para mis adentros. Pero vi el lado positivo, aun no había ido a la policía a hacer la denuncia con mis pocas evidencias, hubiera sido peor la vergüenza ahí.

Por la noche vi tirar varios escombros a los Arundi entre ellos ese pedazo de caño pesado, mientras la Sra. adentro discutía con su marido por no haberle contado lo del caño roto del Calefón que estaba en el sótano desde un principio, la pared justamente había sido pintada hace unos días de color rojo, según escuche. Tambíen el Sr Arundi también sintió vergüenza de su ineficiencia como plomero y lo escondió bajo su cama.

Ah! por cierto, tengo 18 años y no estudio.