viernes, 8 de abril de 2011

De Noches






Las lunas son la guardianas en el reino de la noche, noches que parecen dibujar miles y miles de dibujos sobre un globo terráqueo blanquecino, de un blanco etéreo e inerte, un blanco que parece imperceptible durante las horas del día a causa del reino gran emperador sol.

Estas grandes y variadas lunas hablan de lo visible de la noche, de lo que uno puede ver a salir de la ciudad en auto por la autopista 77,

La luna de Paris habla de romance y pasión, la de África habla de aventura, peligro y sabana, la de Japón habla de miles de samuráis, sushi y miles de promesas a un clan.

Pero la luna de una pequeña ciudad llamada Amaranta cercana a la ciudad capital (ciudad casi imperceptible hasta por el buscador Google Earth), no hablaba de nada, absolutamente de nada, pero la única razón por la que no hablabá era porque aun seguía dormida con aires de desesperanza.

En ese momento la noche empezó a hablar, de forma susurrada.

Despertó el joven portero (también estudiante de la licenciatura en letras), muy asustado. Se había dormido de tarde, escuchando la voz ronca y blanca, típica de Kurt Cobain de Nirvana en “Drain You” , que era el tema 19 de un CD mp3 mientras que se había despertado con la armoniosa metálica guitarra de Kirk Hammett y la tatuada y dura voz de James Hetfield de Metallica con el tema 113, ahora tocaba “Enter Sndman “. Todo parecía haber cambiado desde las 5 p.m., hasta las 9 a.m., cuando comenzaba la noche del sábado. Pero una cosa no había cambiado, seguía en la misma encrucijada desde esta mañana.

Rosso no sabia a donde ir, una opción muy atrayente y bastante tenida en cuenta era ir al recital de la nueva banda “Ella Baila como Mono” a beneficio del las chinchillas en vías de extinción, o ir a la cita con la dulce Jimena, comunista, fanática, amante platónica de Cortazar y de sus libros, de la música de Ismael Serrano, Spinneta entre otros.

El dinero tiraba para ambas opciones, la cabeza también, pero su corazón solo para un lado, era difícil en la balanza. Pero su cabeza lo llevo a pensar una idea nueva. Por qué no invitar a Jime a ver a “Ella Baila como Mono?”, pensó. Parecía viable y muy positiva la idea de hacer algo nuevo, variar un poco y salir de la monótona rutina de las citas. Pera la pregunta era: ¿Era realmente una buena idea?

Jime acepto sin problemas, tenía un carácter aventurero que siempre la llevaba a probar cosas nuevas.

- ¿Ella Baila como Mona?- pregunto retóricamente- Nunca los había escuchado, bueno apoyar a los nuevos artistas, y defender a las chinchillas en una sociedad manejada solo por el capitalismo, me parece bien.

- Es gratis, solo hay que llevar un alimento no perecedero

La sola idea de poder suprimir un poquito el sistema capitalista, aboliendo el uso de dinero, la hacia sentir a ella realizada. Rosso no se quejaba mientras ella era feliz y siga siendo tan bonita como era, no había problema alguno.

De camino al recital vieron vidrieras de librerías, comieron panchos vespertinos con aroma a smog y hablaron de Stalin y ollas Essen (algo para nada relacionado en lo absoluto). Esa noche llevaron 2 paquetes de sal para el recital y una vez adentro la multitud, con su calor humano, hacia subir la temperatura.

“Ella Baila como Mono”, empezó a tocar en Dom sus canciones con letra de poca monta, con la voz y la melodía que ayudaban mucho a sobresalir. El pogo comenzó a subir de velocidad, todo el mundo saltaba por ende ellos dos, también lo hacían. La continuidad del pogo no daba lugar a las palabras románticas que Rosso quería decirle a ella mientras, saltaba a su lado, el lugar era menos romántico que Robocop. Todo parecía perdido, pero en los ojos de ambos había rock, rock que reflejan los ojos de Jimmi Hendryx y Jimmy Page al tocar la guitarra en sus correspondientes años. Era el mismo rock que se reflejaba los discos de vinilos en los 60.

Esa noche termino, como todo recital con el piso sucio y mas de un ebrio desconocido tirado por ahí. La llama rock seguía en sus ojos. Dicen “Rock n’ roll” y fiebre van de la mano los 2, pero ahora uno no podía distinguir cual de los dos era rock y cual era fiebre.

Esa luna hablo una serie variada de cosas esa noche, de guitarras eléctricas abrazadas de solos de guitarra, de letras cortas con micrófonos baratos, bajos con amplificadores Fender, a toda potencia, de panchitos con smog, de romance. Pero en resumen, esa noche la luna de la ciudad hablo de rock.

No hay comentarios:

Publicar un comentario