Todos los cuentos empiezan con "Había una vez" pero a veces las historias pueden repetirse de modo muy similar en varias ocasiones, incluso en la vida real, posiblemente no en la misma vida, pero de seguro en diferentes vidas por lo tanto ya no serian “había una vez” sino “había unas veces” y quizá cada una con diferentes clases de personajes pero con las características esenciales, en cada una.
Eso siento exactamente que es mi vida, un evento que ya se repitió en la vida de alguien más, pero no por eso deja de ser algo monótono para mí, sino todo lo contrario. Cada vez que leo un (cierto) libro siento que es una historia paralela de nuestra realidad, cuando sus cualidades llegan a abstraer algo de mi vida, anterior a la lectura del mismo, cuando el escritor llega a escribir lo que yo sentí o hizo en una parte determinada de mi vida. Es una sensación placentera el saber exactamente que alguien más de carne y hueso sintió lo que yo exactamente sentí en ese momento.
Es una conexión que se llega a crear entre el lector y el escritor, es una conexión que pareciera estar desde siempre, parece como si nos conociéramos de toda la vida y algo más. De este modo uno puede entender quien es el autor, porque el arte define a la persona, somos posibles de captar sus miedos, sus luchas, sus debilidades, sus alegrías, sus amores.- dijo Luís
Yo en ese momento quede desconcertado, pero con una horrible sensación de desasosiego. Ahora si que no sabía cómo llegar a complementar lo que le faltaba al cuento que acababa de crear para publicar en el diario local, ya que la idea de que alguien se enterará de quien realmente soy , sin filtro alguno, me asustaba, pero me asustaba terriblemente, tanto que se me erizaron los pelos del brazo al instante. La simple idea de que alguien vea mis miedos y debilidades después de tantos años en donde pretendí ser la persona más fuerte, segura y confidente del planeta tierra (no digo del universo porque no sé si haya otros planetas con vida), me atemorizaba hasta la misma decadente muerte.
Esa noche no pude dormir, hasta pensé en dejar el trabajo que me ofreció el diario local (trabajo que había llegado como caído del cielo) y retomar el trabajo de canillita ambulante de la revisteria “Ilusión”, porque obtener desde un principio la fama de un escritor imperfecto no me agradaba para nada. Pero esto era un sueño, el publicar después de tantos años de escribir para mis adentros, era la más grande alegría obtenida hasta ahora.
Días mas tarde decidí publicarla, sin importarme el que dirán, el miedo a fracasar, en fin sin importarme nada, lo hice, pero lo hice debido a que tuve en cuenta a las personas de mi realidad paralela, esas personas que están viviendo, vivieron o vivirán cosas que yo viví en un pasado, probablemente no muy lejano. Quizá leer algo referido a su situación acompañé y hasta anime sus vidas de una u otra manera.
Lo publique el 14 de enero del 85. Y semanas más tarde recibí llamadas desde todo el país, las cartas de cientos de personas felicitándome por lo escrito, ya que había tenido gran influencia y hasta grabaron cassetes de música inspirados en mi pequeño cuento.
Que egoísta era, ¿era?
domingo, 7 de noviembre de 2010
Unas veces
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